Por Ricardo Durlach
MD, PhD, MSc
Presidente de Fundación ITAES
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La pandemia de Covid-19 sorprendió a las instituciones, a sus directores y desarticuló el sistema. La ola ahogó al cuadro de mando de la dirección y el paradigma asistencial pasó a ser reactivo. Esta nueva modalidad fue aceptada porque había que pasar el Tsunami, pero no fue así, vino para quedarse.
El desafío ahora es pasar de la situación de emergencia a la de supervivencia, con nuevos hábitos, en medio de la incertidumbre. Como no se sabe hasta cuándo seguiremos luxados, es momento de articularnos, única manera de frenar las pérdidas y eliminar desperdicios. Si se cometieron errores, debemos aprender de ellos. Los errores son de diferente tipo, por descuido en los procedimientos o por desconocimiento. Son involuntarios, pero no dejan de ser acciones que pueden generar daño en los pacientes y/o en el personal que los cuida. Cualquiera fuera el motivo del error hay que saber dónde ocurren y quienes los cometen. Para eso hay que medir, analizar y corregir. Es momento de reordenar el liderazgo, cuantificar los eventos prevenibles y mejorar la calidad asistencial por medio de una adecuada capacitación.
El nuevo escenario implica la revalorización de competencias, control de riesgos, el uso adecuado de elementos de protección personal y cumplimiento de protocolos estrictos.
La transferencia de conocimientos y experiencias, la debe proveer la misma organización, a través de un programa activo de entrenamiento, planificado, continuo y con asignación de recursos.
El director debe preguntarse diariamente respecto a la calidad del cuidado que se le está dando a los pacientes, el número de veces que las buenas prácticas no se cumplen. ¿Se vigilan?, ¿Se miden?, ¿Se registran?, ¿Se comunican?, ¿Se corrigen?
¿Cuáles son esos contenidos técnicos mínimos?
- 01. La identificación de los pacientes.
- 02. La efectividad en las comunicaciones. Repetir lo escuchado.
- 03. Administración segura de medicamentos. Identificar las drogas LASA y peligrosas.
- 04. Gestión y reconciliación de la medicación.
- 05. Uso adecuado de antibióticos terapéuticos.
- 06. Uso adecuado de antibióticos profilácticos.
- 07. Reporte obligatorio de eventos adversos.
- 08. Control en la seguridad transfusional.
- 09. Vacunación del personal.
- 10. Procedimiento correcto, en el paciente correcto y en el sitio correcto. Marcación del sitio quirúrgico.
- 11. Vigilancia de la infección en el sitio quirúrgico.
- 12. Checklist en cirugía.
- 13. Programa activo y eficiente de vigilancia y control de las infecciones asociadas al cuidado de la salud.
- 14. Protocolo de bacteriemias asociadas a catéter venoso central.
- 15. Protocolo de neumonías asociadas a ventilación mecánica.
- 16. Protocolo de colocación de sonda vesical.
- 17. Cumplimiento de Checklist en terapia intensiva.
- 18. Reducción del riesgo de daño por caídas.
- 19. Vigilar las lesiones por presión (decúbito).
- 20. Consentimientos informados.
- 21. Episodios de tromboembolismo en internados.
- 22. Documentación en la HC de todas las acciones efectuadas al paciente.
- 23. Checklist en neonatología.
- 24. Se capitalizan las quejas de los pacientes y del personal.
- 25. Cuadro de mando con la lista de indicadores de procesos
- 26. Cuadro de mando con la lista de indicadores de resultados
- 27. Rondas ejecutivas o “Walk round” de Harvard.
- 28. Prepararse para la certificación de programas.
- 29. Vigilar los estándares de acreditación.
- 30. La capacitación del mundo digital.
La pandemia puso en evidencia la relevancia de profundizar y acelerar el proceso de digitalización. La historia clínica electrónica ofrece la posibilidad de sistematizar la obtención de datos clínicos y administrativos. Lo que no se mide no se gestiona y lo que no se gestiona empeora.
Telecomunicación, “home office” y talleres por zoom abren un abanico que permite a los líderes innovar y ofrecer capacitación con las nuevas modalidades imperantes.